martes, 13 de mayo de 2008

La fiesta blanca y la huelga del Levante

traigo este articulo del excelente periodista Alfredo Relaño, publicado en "AS" no ya por su interés ante lo que representa la huelga de los jugadores del Levante (a los que asiste toda la razon) sino por tomar conciencia de la necesidad de modificar la Ley del Deporte en lo que afecta a las S.A.D., para que los CLUBS recuperen su razón de ser y los "inversores ocasionales" dejen de jugar con los sentimientos de la afición.
Y lo digo con pleno convencimiento y como accionista de una S.A.D., que por imperativo legal tuvo que dejar de ser CLUB.
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Alfredo Relaño | 13/05/2008 (AS)

"Siempre habrá ricos y pobres". La primera vez que escuché esta frase me resultó incómoda, desasosegante y hasta brutal. La recuerdo hoy, ante las encontradas impresiones que me provoca la nueva convocatoria de huelga del Levante, que retiró la anterior por unas promesas que no se cumplieron. En su momento, aquella posibilidad de huelga fue un arma fuerte: su retirada podría haber convulsionado la tabla final del campeonato, porque dos partidos sin jugar hubieran supuesto que no se tuviera en cuenta ninguno de sus resultados obtenidos en la segunda vuelta. Ahora ya no es así.

Un solo partido sin jugar no tiene más consecuencia que se le den los puntos al rival, en este caso el Madrid, que no los necesita, sino para batir un récord anecdótico, y que en todo caso los daba casi por ganados de antemano. El único daño que la ausencia del Levante en ese partido final produce es el desprestigio para todo el campeonato y el estropicio de una jornada que el Madrid esperaba feliz, con partido de guante blanco, victoria descontada, fuegos artificiales, capote de Raúl, entrega del trofeo por parte de Villar, vuelta al campo de todos, aplausos, felicitaciones recíprocas y cada mochuelo a su olivo.

La fiesta del rico ante el desconsuelo del pobre. Los jugadores del Madrid cobran, y bien, y además ganan. Los del Levante no cobran y además pierden, aunque han realizado a lo largo del año un ejercicio de dignidad imponente, manteniendo la tensión competitiva más allá de lo razonable. Ahora bajan los brazos, justo al final. Tarde, pienso yo. Ya sólo pueden dar testimonio de su ira, pero su ausencia no producirá más efecto que el de matar una fiesta que el Madrid, que se la ha ganado, espera con ilusión. Pero el Levante no está de humor para hacer de palmero. No me gusta, no está bien, pero..

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