Baño histórico de la Sub-17 a Francia.
La cantera española nunca falla. Despedida de Santisteban
No existe calificativo posible para definir lo que hicieron anoche 18 juveniles españoles. Como si se tratase de su enésima final, con una actitud que ya quisieran muchos profesionales en partidos de esta dimensión, España masacró a Francia en un repaso sin igual. Una goleada que supuso un nuevo éxito de nuestra cantera, ejemplo antagónico, por desgracia, de su espejo en la Absoluta. No sólo el hecho debe ser calibrado, sino también la forma, la manera en que la Selección gritó a los cuatro vientos que no hay mejores promesas en Europa que en España.
La primera asignatura la aprobaron con creces los jóvenes jugadores nacionales. Afrontar una final así, entender el contexto, saber en todo momento qué había en juego, les hizo dejar de lado los nervios que por lógica debían perseguir a chicos de 16 y 17 años. Por eso se vio un equipo convencido, directo y punzante que se lanzó directo a la yugular de Francia, que por contra sí se vio desbordada por la situación. El buen hacer español, afinado por la excelente y constante labor de recuperación y distribución de Álvaro y Sielva, los dos mediocentros, acabó por convertir los inicios del choque en un ejercicio de dirección única, la portería gala que acabó siendo goleada.
El primero en tener noticias de ella fue Sergi. El delantero del Valencia peleó un balón en el flanco izquierdo, tiró una pared con Thiago, genial destinatario en estos casos, y se plantó delante de Mfa Mezui, quien le adivinó las intenciones por bajo. Lejos de bajar los brazos o desanimarse, España comenzó a darse un festín de autoconfianza que dejó entrever el mejor fútbol de este equipo y de este país, combinación de lado a lado, paredes entre los hombres de ataque y entradas incisivas por las bandas. En esa faceta se fue haciendo grande poco a poco la figura de Keko, dolor de muelas para cualquier defensa cuya misión sea pararle.
Muy superiores. Su primera internada por la derecha descubrió una autopista por la que España fluiría posteriormente su juego, aunque el balón suelto que quedó tras el disparo del extremo no pudo ser aprovechado por Sergi, nuevamente detenido por Mfa Mezui. España era claramente superior y jugaba con el respaldo de saber esta noticia, algo que le hizo disfrutar de una mayor dosis de adrenalina. Más aún cuando Keko hizo justicia adelantando al equipo de Santisteban. Fue tras una nueva internada por la derecha, en este caso de Thiago, que cedió el balón atrás para que el rubio del Atlético remachara aprovechando que se había cambiado de banda. Ese gol fue una puñalada para Francia, que se vino abajo y comenzó a ver pasar los minutos sin freno alguno.
Ayudó a que la tormenta fuera mayor el segundo gol de España, obra de Sergi tras un buen pase interior de Keko, lo que fue el espaldarazo definitivo para una Selección que en esos momento estaba bordando el fútbol como hacía tiempo que no se veía en categorías inferiores. Ni los Cesc, Bojan, Piqué, Capel, Sergio Ramos, Silva, Iniesta, menudos nombres todos ellos, tuvieron el privilegio de ser partícipes de semejante festín, sangría española para una Francia que vio transformar el gallo de su escudo en una gallina.
El título era español, no había duda, y Thiago lo confirmó marcando el penalti que hizo rendirse definitivamente a los galos, de nuevo humillados por un cabezazo espléndido de Gavilán. Francia ya había asumido el mensaje. A España no hay quien le tosa en juveniles. Y ahora son otros los que deben recogerlo. Estos chavales se lo merecen absolutamente todo.
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(*) SIELVA es jugador juvenil de la cantera del RCD Espanyol de Barcelona.
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